Inspiradas en el movimiento europeo de educación en la naturaleza, las escuelas del bosque son escuelas infantiles que defienden un proyecto pedagógico que trabaja para fomentar las bases de una propuesta pedagógica al aire libre. Un modelo innovador de educación reglada para alumnos de 3 a 6 años, que ofrece la oportunidad de trasladar el aula al bosque para que los niños puedan aprender en contacto directo con la naturaleza y el entorno.

En las clases, al aire libre, sin aulas, sin libros... los niños trabajan las competencias de la enseñanza básica, pero desde la observación de los procesos de la vida, absorbiendo experiencias reales, prescindiendo de juguetes y de material didáctico prefabricado y potenciando la creatividad.

En los últimos años, diferentes estudios científicos han confirmado la importancia del juego al aire libre. Según estos estudios, los niños que están en contacto con la naturaleza desarrollan más las habilidades motoras de coordinación, equilibrio y agilidad, tienen mayor capacidad de atención, razonamiento y observación, tienen menos estrés, son más capaces de soportar situaciones adversas o caen enfermos con menor frecuencia.

Sin querer entrar en valoraciones sobre este proyecto educativo, que evidentemente es decisión de cada familia, es importante tener en cuenta que existe otro factor que tiene un peso considerable en su popularización: el aumento de la concienciación para una educación más sostenible, que incorpore a la comunidad educativa como agente activo en la lucha contra la crisis climática.

El medio ambiente es todo lo que somos y nos rodea. Y aprender a vivir respetando la naturaleza de la que formamos parte y todos sus procesos es uno de los mayores retos que tenemos. Es fácil caer en la complejidad que caracteriza todos los conflictos ambientales, pensar que por mucho que hagamos no cambiaremos el mundo, pero nada de lo que hacemos es en vano. Y es necesario, sobre todo, entender la globalidad de los problemas y relocalizarlos, detectar cómo afectan a nuestro entorno más cercano, para poder realizar un trabajo y acciones tangibles a nivel local.

La educación ambiental engloba todo lo que nos relaciona con nuestro entorno. Desde conocer la naturaleza que nos rodea y a qué pertenecemos, a saber de dónde viene todo lo que tenemos y dónde va a parar después de que lo utilicemos, o reconocer y entender los conflictos y problemáticas asociadas a cada acción de consumo o actos que constituyen nuestro día a día. En este contexto, la promoción de la educación para la sostenibilidad es primordial, para que los espacios educativos, sean aulas, sean bosques, puedan ser una herramienta decisiva para fomentar la conciencia medioambiental de los niños y su futura implicación en el cuidado del entorno.

Las escuelas del bosque son un claro ejemplo de esta concienciación, una decidida apuesta por la relación de los niños con la naturaleza cada vez más presente en nuestro territorio, que no cuenta, sin embargo, con un marco legal del todo claro que facilite su constitución sin dificultades.

Así pues, si bien no existen dudas en cuanto a la forma jurídica a constituir, habitualmente la Asociación, desde un punto de vista fiscal, hay más preguntas que respuestas. Un ejemplo de ello son la disyuntiva sobre la sujeción o no sujeción al IVA de las cuotas cobradas, la consideración de si es una enseñanza reglada o no, o el epígrafe de actividad por el que deben darse de alta y que comporta que algunos ayuntamientos puedan poner problemas a la hora de conceder la licencia de actividades. Es necesario valorar y tener en cuenta estas cuestiones y los posibles riesgos fiscales que pueden representar.